Bruno nació en el año 1030 en Colonia, Alemania. Desde muy joven se destacó por sus capacidades intelectuales y su don para dar consejos espirituales.

     Fue ordenado sacerdote y ejerció como profesor de teología por 18 años. Al ofrecérsele el cargo de Obispo de Reims, lo rechazó por considerarse indigno de tal ejercicio. Y con razón, pues según los historiadores siendo él sacerdote, tenía una vida mundana en base a sus riquezas y fama entre las personas pudientes de la sociedad.

     Sin embargo, rectificó su conducta y decidió dejarlo todo para irse al monasterio de San Roberto de Molesmes, pero al poco tiempo consideró sus reglamentos muy estrictos y optó por irse a un lugar llamado Cartuja, sitio solo, desierto y retirado. Fue allí donde Hugo, obispo de Grenoble lo conoció y pidió su ayuda para encontrar silencio en un retiro espiritual, aceptándole su propuesta para fundar su monasterio. La nueva orden de monjes se llamaría: cartujos.

     Esta orden contaría con el reglamento que se puede considerar más severo de cualquier otra orden de la iglesia, contemplaba silencio total durante todo el día, largas horas de trabajo, ayuno y oración, visitas familiares una vez al año, entre otras.

     San Bruno fue director espiritual del papa Urbano II antes de que fuera elegido, por lo que en su primer momento de papado, mandó a llamar a Bruno y le pidió ir a Roma para ser uno de sus consejeros. Cuentan los hagiógrafos que esta obediencia le costó mucho, sin embargo la cumplió y, en una finca de Italia fundó su nuevo monasterio con las mismas normas del anterior.

     Murió el 6 de octubre de 1101 con una fama de santidad muy grande.

     Cabe de destacar como nota curiosa que Monseñor Salvador Montes de Oca, II obispo de Valencia, formó parte de la congregación de los cartujos fundada por San Bruno, desde 1932 hasta su fusilamiento en 1944.

     Con información de: ewtn.

Gabriel Ceballos

gc4ceballos@gmail.com