Liturgia de las horas

OFICIO DE LECTURA

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
 
Ant. Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
 
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: PUERTA DE DIOS EN EL REDIL HUMANO

Puerta de Dios en el redil humano
fue Cristo, el buen Pastor que al mundo vino,
glorioso va delante del rebaño,
guiando su marchar por buen camino.

Madero de la cruz es su cayado,
su voz es la verdad que a todos llama,
su amor es el del Padre, que le ha dado
Espíritu de Dios, que a todos ama.

Pastores del Señor son sus ungidos,
nuevos cristos de Dios, son enviados
a los pueblos del mundo redimidos;
del único Pastor siervos amados.

La cruz de su Señor es su cayado,
la voz de la verdad es su llamada,
los pastos de su amor, fecundo prado,
son vida del Señor que nos es dada. Amén.

SALMODIA

Ant 1. La promesa del Señor es escudo para los que a ella se acogen.

Salmo 17, 31-51 IV - EL SEÑOR REVELA SU PODER SALVADOR

Perfecto es el camino de Dios,
acendrada es la promesa del Señor;
él es escudo para los que a él se acogen.

¿Quién es dios fuera del Señor?
¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?
Dios me ciñe de valor
y me enseña un camino perfecto;

él me da pies de ciervo,
y me coloca en las alturas;
él adiestra mis manos para la guerra,
y mis brazos para tensar la ballesta.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. La promesa del Señor es escudo para los que a ella se acogen.

Ant 2. Tu diestra, Señor, me sostuvo.

Salmo 17 V

Me dejaste tu escudo protector,
tu diestra me sostuvo,
multiplicaste tus cuidados conmigo.
Ensanchaste el camino a mis pasos
y no flaquearon mis tobillos;

yo perseguía al enemigo hasta alcanzarlo;
y no me volvía sin haberlo aniquilado:
los derroté, y no pudieron rehacerse,
cayeron bajo mis pies.

Me ceñiste de valor para la lucha,
doblegaste a los que me resistían;
hiciste volver la espalda a mis enemigos,
rechazaste a mis adversarios.

Pedían auxilio, pero nadie los salvaba;
gritaban al Señor, pero no les respondía.
Los reduje a polvo, que arrebataba el viento;
los pisoteaba como barro de las calles.

Me libraste de las contiendas de mi pueblo,
me hiciste cabeza de naciones,
un pueblo extraño fue mi vasallo.

Los extranjeros me adulaban,
me escuchaban y me obedecían.
Los extranjeros palidecían
y salían temblando de sus baluartes.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tu diestra, Señor, me sostuvo.

Ant 3. Viva el Señor, sea ensalzado mi Dios y Salvador.

Salmo 17 VI

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador:
el Dios que me dió el desquite
y me sometió los pueblos;

que me libró de mis enemigos,
me levantó sobre los que resistían
y me salvó del hombre cruel.

Por eso te daré gracias entre las naciones, Señor,
y tañeré en honor de tu nombre:
tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido,
de David y su linaje por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Viva el Señor, sea ensalzado mi Dios y Salvador.

V. Escuchad, naciones, la palabra del Señor.
R. Y proclamadla en todos los confines de la tierra.


PRIMERA LECTURA

Del libro del profeta Isaías 16, 1-5; 17, 4-8

SIÓN REFUGIO DE LOS MOABITAS. CONVERSIÓN DE EFRAIM

Enviad corderos al soberano del país, desde la Peña del desierto al monte Sión. Como aves espantadas, nidada dispersa, van las hijas de Moab por los vados del Arnón. Danos consejo, toma una decisión; adensa tu sombra como la noche en pleno mediodía; esconde a los fugitivos, no descubras al prófugo. Da asilo a los fugitivos de Moab, sé tú su escondrijo ante el devastador.

Cuando cese la opresión, termine la devastación y desaparezca el que pisoteaba el país, se fundará en la clemencia un trono: sobre él se sentará con lealtad, bajo la tienda de David, un juez celoso del derecho, dispuesto a la justicia.

Aquel día, la gloria de Jacob será humillada y enflaquecerá la carne de su cuerpo. Será como cuando el segador toma a brazadas la mies y su brazo siega las espigas; como se espigan los rastrojos del valle de Refaím y queda sólo un rebusco; como al varear el olivo quedan dos o tres aceitunas en lo alto de la copa y cuatro o cinco en las ramas fecundas -oráculo del Señor, Dios de Israel-.

Aquel día, el hombre mirará a su Hacedor, sus ojos contemplarán al Santo de Israel; y ya no mirará los altares, hechura de sus manos, ni contemplará las estelas y cipos que fabricaron sus dedos.

RESPONSORIO    Jr 33, 15. 16; Is 16, 5

R. Suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y practicará el derecho en la tierra. * Y será llamado: «El-Señor-nuestra-justicia».
V. Se fundará en la clemencia un trono: sobre él se sentará con lealtad un juez celoso del derecho, dispuesto a la justicia.
R. y será llamado: «El Señor-nuestra-justicia».

SEGUNDA LECTURA

De las cartas de san Francisco Javier, presbítero, a san Ignacio.
(De la Vida de Francisco Javier, escrita por H. Tursellini, Roma 1956, libro 4, cartas 4 [1542] y 5 [1544])

¡AY DE MÍ SI NO ANUNCIARA LA BUENA NUEVA!

Visitamos las aldeas de los neófitos, que pocos años antes habían recibido la iniciación cristiana. Esta tierra no es habitada por los portugueses, ya que es sumamente estéril y pobre, y los cristianos nativos, privados de sacerdotes, lo único que saben es que son cristianos. No hay nadie que celebre para ellos la misa, nadie que les enseñe el Credo, el Padrenuestro, el Avemaría o los mandamientos de la ley de Dios.

Por esto, desde que he llegado aquí, no me he dado momento de reposo: me he dedicado a recorrer las aldeas, a bautizar a los niños que no habían recibido aún este sacramento. De este modo, purifiqué a un número ingente de niños que, como suele decirse, no sabían dis
tinguir su mano derecha de la izquierda. Los niños no me dejaban recitar el Oficio divino ni comer ni descansar, hasta que les enseñaba alguna oración; entonces comencé a darme cuenta de que de ellos es el reino de los cielos.

Por tanto, como no podía cristianamente negarme a tan piadosos deseos, comenzando por la profesión de fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, les enseñaba el Símbolo de los apóstoles y las oraciones del Padrenuestro y el Avemaria. Advertí en ellos gran disposición, de tal manera que, si hubiera quien los instruyese en la doctrina cristiana, sin duda llegarían a ser unos excelentes cristianos.

Muchos, en estos lugares, no son cristianos, simplemente porque no hay quien los haga tales. Muchas veces me vienen ganas de recorrer las universidades de Europa, principalmente la de París, y de ponerme a gritar por doquiera, como quien ha perdido el juicio, para impulsar a los que poseen más ciencia que caridad, con estas palabras: «¡Ay, cuántas almas, por vuestra desidia, quedan excluidas del cielo y se precipitan en el infierno!»

¡Ojalá pusieran en este asunto el mismo interés que ponen en sus estudios! Con ello podrían dar cuenta a Dios de su ciencia y de los talentos que les han confiado. Muchos de ellos, movidos por estas consideraciones y por la meditación de las cosas divinas, se ejercitarían en escuchar la voz divina que habla en ellos y, dejando de lado sus ambiciones y negocios humanos, se dedicarían por entero a la voluntad y al arbitrio de Dios, diciendo de corazón: «Señor, aquí me tienes; ¿qué quieres que haga? Envíame donde tú quieras, aunque sea hasta la India.»

RESPONSORIO    Lc 10, 2; Hch 1, 8

R. La mies es mucha, pero los operarios son pocos; * rogad al Señor que envíe trabajadores a su mies.
V. Recibiréis la fortaleza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros; y seréis mis testigos hasta los últimos confines de la tierra.
R. Rogad al Señor que envíe trabajadores á su mies.

ORACIÓN.

OREMOS,
Señor, Dios nuestro, que quisiste que numerosos pueblos llegaran a conocerte por medio de la predicación de san Francisco Javier, concede a todos los bautizados un gran celo por la propagación de la fe, para que así tu Iglesia pueda alegrarse de ver aumentados sus hijos en todo el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

Horarios de Misa

Lunes a sábados: 6:00 pm.

Domingos: 9:00 am y 6:00 pm.

Hora Santa: Jueves: 5:00 pm.

Santo Rosario: 30 minutos antes de misa.

Confesiones: antes de misa.

Bautizos: Sábados: 11:00 am.

Atención Cáritas Parroquial

1- ROPERO PARROQUIAL.

 2- FARMACIA PARROQUIAL.

3- COMEDOR DE NIÑOS Y ANCIANOS EN PASO REAL, DE LUNES A VIERNES.

4- RUTA DE LA CARIDAD LOS DIAS MARTES DESPUÈS DE MISA DE 6:00 P.M.

Petición de oraciones

Despacho Parroquial

De lunes a Viernes de 9:00 a.m. a 12:00 m. y de 3:00 p.m. a 5:30 p.m.

Teléfono: (0241) 8783316

 

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