"Orar, oración", viene del latín "orare", hablar, decir, y "oratio", palabra, discurso, súplica, que dirigimos a Dios, alabándole o suplicándole.

    Orar es hablar con Dios, de tú a tú, como le habla un hijo a su padre. Y, a Dios podemos decirle cualquier cosa: lo que vivimos, nuestras preocupaciones, lo que hemos logrado, en lo que necesitamos su ayuda, incluso contarle nuestro día, tal y como lo haríamos con un amigo al que le tenemos confianza y queremos.

    Jesucristo nos dijo "...cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará". Mt 6,6 Esta es una oración privada, personal en la que estamos a solas con Dios.

    Esta oración es fundamental, el pilar de la vida interior. Con ella nos acercamos a Dios y nos dirigimos a Él. Dios, nuestro Padre, en el cielo está siempre presente y lo puede todo, y cuando Jesús nos indica que vayamos a nuestro aposento y cerremos la puerta para orar privadamente, es porque Dios quiere vernos a solas, como un padre que se sienta a hablar cariñosamente con su hijo.

    Jesús comprende nuestra necesidad de consuelo, de ayuda y nos invita a que en la intimidad, nos dirijamos con toda la confianza del mundo a nuestro Padre para pedirle cuanto nos haga falta.

Equipo Paulino

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